martes, 22 de abril de 2008

El consumo, el ingreso y el voto

Mauricio Ríos García

Resulta fascinante poder leer en forma instantánea y a miles de kilómetros, acerca de lo que piensan los autores de los textos más importantes con los que uno construyó su criterio. El pasado 31 de marzo, Dani Rodrik propuso una figura en Internet, construida por Larry M. Bartels en su nuevo libro Unequal Democracy, y la consideró como “una de las que más decía sobre la política económica de los Estados Unidos, entre las que jamás hubiera visto”.

No es un tema sencillo, pero intentaremos no dar demasiada vuelta.

Se trata de una figura que muestra el crecimiento del ingreso en diferentes sectores de la población, cuando el presidente de turno es republicano o demócrata. Lo que el autor intenta demostrar –en otras palabras-, es que cuando un republicano es presidente, las personas que perciben mayores ingresos, experimentan un ingreso real más sostenido que aquellos que perciben menos, y la situación se presenta en forma inversa cuando un demócrata es presidente.

Al día siguiente de que Rodrik presentara la figura de Bartels, Paul Krugman (otro de los economistas más prestigiosos en EEUU), se manifestó al respecto: “Soy un fiel seguidor de Bartel, y por mucho tiempo he sabido sobre este resultado, pero nunca lo escribí, ¿por qué?, porque aún no puedo imaginar un mecanismo plausible que pueda demostrarlo. Sin embargo, estoy seguro de que la política tiene un fuerte efecto sobre la distribución del ingreso, pero para mí es un desafío demasiado grande el poder demostrarlo”. En otras palabras, Krugman reconoce que se trata de un buen trabajo, pero le resulta difícil no observarlo con escepticismo, aunque al mismo tiempo sepa que su actitud puede costarle más tarde, a medida que la ciencia avanza y las evidencias son más contundentes.

Entonces, si los demócratas generan un mejor ingreso para la gente y particularmente para quienes tienen ingresos más bajos, ¿por qué no siempre ganan? Lamentablemente, sólo conoceremos la respuesta de Bartels, una vez que su libro esté a la venta. Sin embargo, Rodrik pudo acercarse con la siguiente idea: el sector más pobre de los americanos votan por un presidente republicano por razones culturales o a los americanos no les interesa la desigualdad.

Aunque sería saludable saber si nos serviría esa figura por estos lados, primero habría que averiguar ¿Cuán desigual es Bolivia realmente? Esta es la pregunta que Andersen plantea en un artículo del pasado 11 de enero, para lo cual responde que no es necesario calcular el coeficiente de Gini para saber que Bolivia es desigual, cuando se observa familias que viven en un solo cuarto, sin ningún servicio básico y otras que viven en mansiones con una sala de cine, piscina y gimnasio entre otras cosas. Sin embargo, no hay que caer en observaciones casuales.

El caso que se presenta en EEUU es similar, gente pobre y gente que vive en mansiones, pero no sabemos si nuestro país es más desigual que este. Andersen señala que por mucho, en Bolivia, la mayor parte de la población económicamente activa es de granjeros y autoempleados informales que difícilmente pueden generar ingreso, pero sí lo suficiente para subsistir.

EEUU no dispone de datos que expresen los resultados del coeficiente de Gini en base al consumo, pero se presume que no sería muy distinto al del ingreso. Por último, Andersen concluye que en todo caso, calcular el mencionado índice en base al consumo en nuestro país, es mucho más real para los estándares de vida, ya que en este mismo sentido, EEUU podría resultar más desigual que Bolivia.

El punto es el siguiente: Estados Unidos mide las desigualdades con el índice de gini, respecto del ingreso y no del consumo, lo cual le permite crear figuras como esta para entender la política y las inclinaciones de los votantes con mucha precisión. Bolivia mide la desigualdad respecto del ingreso, pero ¿qué sucedería si lo hiciera respecto del consumo? ¿Los votantes se inclinarían hacia los candidatos que permiten mayor consumo o mayor ingreso? Realmente sería un cambio sustancial si el enfoque de Andersen o Laserna sobre las desigualdades, cambiara la forma de pensar sobre nuestros elegidos en Bolivia. ¿Sería una nueva forma de entender la política? Valdría la pena intentar construir una forma similar, teniendo en cuenta que las últimas elecciones tuvieron una asistencia sorprendentemente alta. Esta idea podría servir para ver el verdadero determinante de la popularidad de Morales, por ejemplo.

Las conclusiones de Rodrik y Krugman sobre la figura de Bartels son por demás interesantes, pero para entender cómo funcionarían esas ideas en Bolivia, habría que tomar en cuenta las ideas de Andersen, respecto de si es más realista medir las desigualdades por ingreso o por consumo.

http://lostiempos.com/noticias/26-04-08/26_04_08_pv7.php