martes, 11 de marzo de 2008

Análisis económico de coyuntura

Dentro de la corriente neoliberal iniciada en 1985, la Ley de Hidrocarburos Nº 1689 del 30 de abril de 1996, fue creada con la idea de incrementar las reservas de gas natural, firmando 76 contratos de riesgo compartido entre YPFB y varias empresas privadas que terminarían invirtiendo al rededor de 4.606 millones de dólares entre 1997 y 2005, destacándose los años 1998 y 1999, con inversiones de 604,81 y 580,75 millones de dólares respectivamente, lo que permitiría cumplir con el contrato de producción y posterior venta al Brasil en aquella época.

De esta forma se rompería con el monopolio que ostentaba YPFB y la cadena productiva pasaría a manos de las petroleras privadas.

Ahora el panorama es distinto, ya que con una corriente más bien postneoliberal, los nuevos contratos petroleros del Decreto Supremo de “Nacionalización” del 1º de mayo de 2006, no exigen a las empresas invertir en exploración, por lo que YPFB ha sido conminada a asumir esta responsabilidad que es la fase de mayor riesgo en la cadena productiva. Si bien se ampliaron de 219 a 3310 las áreas de interés hidrocarburífero a favor de YPFB, para que la estatal petrolera desarrolle actividades de exploración y explotación por iniciativa propia o, a través de contratos de asociación, ésta no cuenta con las condiciones necesarias para hacer efectivas estas tareas.


La producción actual de gas natural no abastece el mercado externo y los contratos de abastecimiento con Argentina, debido a que la producción del energético llega a los 40 millones de metros cúbicos por día (MMmcd), cuando los requerimientos (demanda), de nuestro vecino país ascienden a 45 MMmcd.

Cupos de exportación de gas natural con Brasil y Argentina

Con Brasil se ha suscrito el contrato denominado Gas Supply Agreement. Tratado de Suministro de Gas (GSA) que estipula la exportación de 30,8 MMCD durante 20 años, hasta el 2019. Debido al alza en los precios internacionales del petróleo y sus derivados se ha exportado gas natural a Brasil a 4,7 dólares el millón de la unidad térmica británica (BTU) durante el último semestre el 2007.

Con la termoeléctrica de Cuiabá se acordó aumentar el envío de gas natural, de 1,2 a 2,2 MMCD, a un precio similar al que se provee en el contrato GSA1.

También a Brasil, desde el año 2001, la petrolera British Gas (BG) exporta gas natural a través del Contrato con Comgas. En mayo de YPFB firmó el contrato con Comgas.

Con Argentina el Gobierno suscribió un convenio marco en el que se establece la venta de gas natural por 20 años. Los volúmenes comprometidos son progresivos, el primer año (2007) se debió enviar hasta 7,7 MMCD. Entre el segundo y tercer año se debe ampliar hasta 16 MMCD y a partir del 2010 hasta la finalización del contrato (2026) alcanzar un total de 27,7 MMCD. Sin embargo, estos son los volúmenes de capacidad máxima del gasoducto, que de acuerdo al contrato, pueden ser ajustados al 60% en los dos primeros años y 80% desde el tercer año hasta la finalización del contrato2. Cabe destacar que debido a la subida de los precios internacionales de los derivados del petróleo, el precio de exportación a Argentina en el último trimestre de 2007 llegó a 6.01 el millón de BTU. (CEDLA).

El pasado 31 de enero, en el periódico La Razón, el ex superintendente de hidrocarburos Carlos Miranda, cuestionó el criterio sobre las inversiones de YPFB y reconoció el hecho como que era “malo, muy malo saber que YPFB dedicará casi la mitad de sus inversiones y probablemente su tiempo y esfuerzo, a rehabilitar y poner en funcionamiento 43 estaciones de servicio. Por lo visto, los responsables de la empresa no conocen la historia de YPFB. La empresa estatal tuvo grandes logros y también grandes errores y fracasos. Uno de ellos, el más notable, fue el pésimo manejo de estaciones de servicios. Esa actividad se convirtió en un foco de corrupción casi sin límites. Las estaciones de servicio fueron la presa fácil y más deseada de los militantes del partido de turno, dirigentes sindicales, familiares de jerarcas de turno, militares, etc…”

Dos semanas más tarde argumentó la ineficiencia e ineficacia administrativa de la misma empresa: “Deberíamos estar produciendo 57 Mm3/D o por lo menos 48 Mm3/D y no los 40 Mm3/D que está programado. Estamos incumpliendo a los dos lados, Brasil y Argentina.”

Algunas conclusiones del Observatorio Boliviano de Industrias Extractivas

Las medidas asumidas por el Gobierno no modificaron sustancialmente la política hidrocarburífera adoptada por las anteriores gestiones. El control de la producción continúa en manos de las petroleras, debido a que la solución a la crisis energética tendrá que esperar hasta el 2009, año en el que éstas estarían en condiciones de mejorar su producción y cumplir con los compromisos de exportación, cubriendo, de alguna manera, la demanda del mercado interno.

Con la suscripción de los nuevos contratos, el negocio de los hidrocarburos sigue supeditado a las inversiones que realicen las petroleras en el sector, además que a través de ellos, se deslindó a éstas de la obligatoriedad de invertir en exploración y explotación. Por esta razón, se calcula que en aproximadamente 20 años se agoten las reservas probadas de 19,3 TCF.

Las petroleras, por su parte, arguyen falta de seguridad jurídica. Sin embargo, pese a un escenario que las empresas consideran desfavorable y la proliferación de conflictos sociales, su producción continúa rumbo a mercados seguros del exterior.

Sin embargo, desde ayer y ante la crisis, Morales asume determinaciones.

Fuentes: OBIE-CEDLA, La Razón, Columnistas.net