Por: Mauricio Ríos García
Hoy existe un gran duelo para las economías más globalizadas y desde luego para economías pequeñas como la boliviana. La Reserva Federal de EEUU tiene el reto de encarar una de sus peores pesadillas en los últimos años con la caída de las ventas minoristas, la depreciación de su moneda, y el repunte del crudo y el oro. Aquella situación se convierte también en una amenaza para nuestra economía, que hasta aquí corre además, con la responsabilidad de contener la profundización de una crisis energética y contener la inflación.
Comencemos citando las palabras de Kenneth Rogoff --economista y profesor en Harvard-- cuando en un artículo reciente en el Project Syndicate advierte que "si EE UU pasa de una recesión suave a una recesión profunda, las implicancias deflacionarias globales cancelarán algunas de las presiones inflacionarias que enfrenta el mundo. Los precios de las materias primas globales colapsarán, mientras que los precios de muchos bienes y servicios dejarán de subir tan rápidamente a medida que crezca el desempleo y el exceso de capacidad."
Después de algo más de 23 años, el problema más grave para solucionar en Bolivia y la región, es nuevamente el de la inflación. En 2007 el Índice de Precios al Consumidor (IPC), afectó a la gran mayoría de las economías latinoamericanas con un índice promedio de 8.43 %, ubicándose Bolivia como subcampeona, detrás de Venezuela.
Aunque las inclemencias del tiempo fueron protagonistas también en los ochenta, la situación actual no es como en aquella época, cuando el alza de los precios era estimulada por una elevada deuda externa, por la presión de los sindicatos de la Central Obrera para incrementar el nivel salarial, por la caída de los precios internacionales sobre las materias primas, y un elevado déficit fiscal, o lo que viene a ser lo mismo, excesos financiados por los bancos centrales a merced entonces, de los gobiernos.
Algunos entendidos atribuyen el problema de hoy a los altos precios de los granos y del crudo que esta semana alcanzó un nuevo máximo histórico de $us 110.72 el barril. Los no entendidos sugieren que como el problema es a nivel regional e incluso en EEUU, no hay por qué preocuparse por él. Así es como manifiestan no estar preocupados ante el golpe que pueda generar la crisis norteamericana, la crisis energética y el problema de la inflación:
El sindicalismo populista tiene una concepción tremendamente equivocada sobre el manejo de la economía. Para este año, el grupo Populi planteó un análisis sobre el Presupuesto General de la Nación 2008 e identifica las falencias: por ejemplo, los presupuestos más elevados son para el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Gobierno. Del monto que se les asigna, un 97% es para gastos de personal, es decir sueldos y aportes patronales. Esto se entiende así, porque hoy los sindicatos que antes presionaban con dinamitazos en sus marchas, están en el gobierno, y además aprovechan del poder para obligar al empresariado privado a incrementar los salarios de sus trabajadores (en un 10%), en un ánimo de revancha, pero que en realidad significa echarle gasolina al fuego.
Para el caso de la crisis energética, el gobierno de Morales ha decidido enfrentarla con la designación del ahora ex Senador Santos Ramírez Valverde, como presidente de YPFB. Un personaje que si bien tiene la confianza del Presidente y la experiencia de haber formado parte del equipo que redactaría la Ley de Hidrocarburos Nº 3058 de 2005, el D.S. de "Nacionalización" del 2006 y la posterior renegociación de contratos del mismo año; es un hombre que plantea "la industrialización de la economía" con recursos provenientes de las Reservas Internacionales (RIN), que hoy ascienden a $us 6.110, sin caer en cuenta que esas son ideas del siglo pasado, ¡ideas de los sindicateros de los 80! Sin caer en cuenta que estos hechos de vieja práctica, son de cuando los gobiernos sacrificaban derechos individuales por supuestos fines sociales que la masa reclamaba, como una reivindicación de "los derechos de la sociedad".
El desafío no viene por el lado de ser o no compadre del Presidente, viene por el lado de no utilizar las RIN que servirán para asumir el golpe de la recesión internacional, una posible caída de los precios internacionales del crudo y más castigos de "los niños"; viene por el lado de ser eficientes al asignar recursos en lo productivo y no en lo burocrático que no financia la deuda interna; viene por el lado de poder generar un clima ideal para invertir.
¿Quién cree en los sindicalistas? ¿Quién le cree al gobierno? ¿Quién cree ahora en Bolivia?
http://lostiempos.com/noticias/19-03-08/19_03_08_pv6.php
Hoy existe un gran duelo para las economías más globalizadas y desde luego para economías pequeñas como la boliviana. La Reserva Federal de EEUU tiene el reto de encarar una de sus peores pesadillas en los últimos años con la caída de las ventas minoristas, la depreciación de su moneda, y el repunte del crudo y el oro. Aquella situación se convierte también en una amenaza para nuestra economía, que hasta aquí corre además, con la responsabilidad de contener la profundización de una crisis energética y contener la inflación.
Comencemos citando las palabras de Kenneth Rogoff --economista y profesor en Harvard-- cuando en un artículo reciente en el Project Syndicate advierte que "si EE UU pasa de una recesión suave a una recesión profunda, las implicancias deflacionarias globales cancelarán algunas de las presiones inflacionarias que enfrenta el mundo. Los precios de las materias primas globales colapsarán, mientras que los precios de muchos bienes y servicios dejarán de subir tan rápidamente a medida que crezca el desempleo y el exceso de capacidad."
Después de algo más de 23 años, el problema más grave para solucionar en Bolivia y la región, es nuevamente el de la inflación. En 2007 el Índice de Precios al Consumidor (IPC), afectó a la gran mayoría de las economías latinoamericanas con un índice promedio de 8.43 %, ubicándose Bolivia como subcampeona, detrás de Venezuela.
Aunque las inclemencias del tiempo fueron protagonistas también en los ochenta, la situación actual no es como en aquella época, cuando el alza de los precios era estimulada por una elevada deuda externa, por la presión de los sindicatos de la Central Obrera para incrementar el nivel salarial, por la caída de los precios internacionales sobre las materias primas, y un elevado déficit fiscal, o lo que viene a ser lo mismo, excesos financiados por los bancos centrales a merced entonces, de los gobiernos.
Algunos entendidos atribuyen el problema de hoy a los altos precios de los granos y del crudo que esta semana alcanzó un nuevo máximo histórico de $us 110.72 el barril. Los no entendidos sugieren que como el problema es a nivel regional e incluso en EEUU, no hay por qué preocuparse por él. Así es como manifiestan no estar preocupados ante el golpe que pueda generar la crisis norteamericana, la crisis energética y el problema de la inflación:
El sindicalismo populista tiene una concepción tremendamente equivocada sobre el manejo de la economía. Para este año, el grupo Populi planteó un análisis sobre el Presupuesto General de la Nación 2008 e identifica las falencias: por ejemplo, los presupuestos más elevados son para el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Gobierno. Del monto que se les asigna, un 97% es para gastos de personal, es decir sueldos y aportes patronales. Esto se entiende así, porque hoy los sindicatos que antes presionaban con dinamitazos en sus marchas, están en el gobierno, y además aprovechan del poder para obligar al empresariado privado a incrementar los salarios de sus trabajadores (en un 10%), en un ánimo de revancha, pero que en realidad significa echarle gasolina al fuego.
Para el caso de la crisis energética, el gobierno de Morales ha decidido enfrentarla con la designación del ahora ex Senador Santos Ramírez Valverde, como presidente de YPFB. Un personaje que si bien tiene la confianza del Presidente y la experiencia de haber formado parte del equipo que redactaría la Ley de Hidrocarburos Nº 3058 de 2005, el D.S. de "Nacionalización" del 2006 y la posterior renegociación de contratos del mismo año; es un hombre que plantea "la industrialización de la economía" con recursos provenientes de las Reservas Internacionales (RIN), que hoy ascienden a $us 6.110, sin caer en cuenta que esas son ideas del siglo pasado, ¡ideas de los sindicateros de los 80! Sin caer en cuenta que estos hechos de vieja práctica, son de cuando los gobiernos sacrificaban derechos individuales por supuestos fines sociales que la masa reclamaba, como una reivindicación de "los derechos de la sociedad".
El desafío no viene por el lado de ser o no compadre del Presidente, viene por el lado de no utilizar las RIN que servirán para asumir el golpe de la recesión internacional, una posible caída de los precios internacionales del crudo y más castigos de "los niños"; viene por el lado de ser eficientes al asignar recursos en lo productivo y no en lo burocrático que no financia la deuda interna; viene por el lado de poder generar un clima ideal para invertir.
¿Quién cree en los sindicalistas? ¿Quién le cree al gobierno? ¿Quién cree ahora en Bolivia?