domingo, 25 de noviembre de 2007

La nueva Constitución se manchó de sangre

Grupo Líder - Sucre (Publicado en El Deber de Santa Cruz)

En el paraninfo del Liceo Militar era una fiesta. Los masistas y sus aliados festejaron con aplausos la aprobación del texto en grande de su Constitución y terminaron cantando el Himno Nacional, mientras afuera el luto por la muerte de Gonzalo Durán Carazani se mezclaba con la rabia de más de 20.000 chuquisaqueños que cercaban el nuevo recinto de la Asamblea Constituyente. El Movimiento Al Socialismo necesitó sólo un día; con muchos cuartos intermedios; para leer los 21 informes de comisiones y sólo mencionó el índice de su Constitución para aprobarla, saltando todos los pasos señalados en el reglamento interno de la Asamblea. Informados sobre lo que pasaba a pocos metros de donde estaban, sólo tres de los 139 asambleístas presentes decidieron abstenerse. Nadie se opuso a la aprobación. Además, para garantizarse seguridad, pusieron militares en la puerta del galpón y no dejaron ingresar ni a la prensa.

En ambos escenarios, la tragedia se tejió durante todo el día. A las 9:00 se analizó la forma de tratar la capitalidad en un ambiente dominado por el MAS a su antojo. El oficialismo se rindió ante La Paz, ante una débil oposición de los 10 representantes chuquisaqueños. En la calle, a las 11:00, los estudiantes habían llegado hasta la plaza del Rotary, a 800 metros de la puerta. Ahí, superados en número por la Policía, se encontraban reunidos de manera pacífica, vigilados de cerca por el presidente del Concejo Municipal, Fidel Herrera, que intentaba evitar lo inevitable: que policías y universitarios se enfrenten. A las 12:15, cuando un grupo comenzaba a trepar a los cerros, los policías comenzaron a disparar gases a diestra y siniestra y a golpear con furia a cuanto universitario detenían. Patadas en el estómago, rodillazos en las costillas y golpes de culata en la frente comenzaron a teñir de rojo sangre la jornada.

Y mientras golpeaban, cantaban y preguntaban: "¿quién es llama, carajo?" "Y ahí está tu capitalidad, cabrón". Y es que la mayoría de los uniformados eran paceños, potosinos y orureños. También eran inexpertos, de la Escuela Básica de Policías. Eso quedaba en evidencia por la excesiva cantidad de gases utilizados. A las 13:30, en medio de una tregua, apareció Jaime Barrón, rector y presidente del Comité Interinstitucional. Exigió a sus estudiantes liberar a Plácido Flores Mamani, funcionario de la Asamblea que tomaba fotos y portaba una pistola 9 milímetros. También los instó a parar con los enfrentamientos. Pidió lo mismo a los policías. Sellada la tregua, siguió camino hasta el Liceo Militar, en busca del ministro de Gobierno, Alfredo Rada. No duró ni dos minutos dentro y fue echado por Rada, que le prometió convocarlo más tarde cuando llegara el prefecto David Sánchez. La convocatoria se hizo esperar toda la tarde y llegó cuando ya se había consumado lo que se quería evitar: la muerte de una persona. Y si Rada llamó a Barrón, fue porque los policías ya habían sido rebasados.

En la plaza del Rotary se vivió una pequeña Termópolis. Con los primeros gases, que llegaron también a madres de familia que habían ido a dejar almuerzo a sus hijos, la población sucrense se molestó y decidió marchar para apoyar a los jóvenes. Los uniformados contaban con la ventaja de armamento y del escenario. Estaban en un camino estrecho y controlaban las alturas, por lo que los chuquisaqueños no podían aprovechar su amplísima ventaja numérica. Pero eso fue hasta que lograron tomar el río y comenzaron a trepar a los cerros, y hacerse fuertes en todos lados. A las 18:45, hicieron replegarse a los policías, a quienes además se les acabaron los gases y balines.

Pero la fuerza de los chuquisaqueños comenzaba en el centro de Sucre. Un rosario de marchas pasó por la plaza central antes de dirigirse hacia el Liceo. Cerca del mediodía, gente de toda clase social y color de piel decidió ir hasta el Liceo y nadie los pudo detener, ni las autoridades ni la represión.

Tampoco lo lograron los alteños, que se habían ubicado en los cerros alrededor del recinto militar y fueron avanzando hacia la ciudad. Los sucrenses quemaron los arbustos y comenzaron a trepar. Consiguieron hondas, petardos, palos y cachorros de dinamita. Los alteños, que lanzaban piedras con hondas, tuvieron que replegarse junto con la Policía. Los irreconciliables de 2003 se unían contra Sucre y en defensa del MAS.

Llegó un momento en que incluso los policías reconocían la valentía de los manifestantes y los ponían justo por debajo de los cocaleros en su persistencia. Los oficiales exigían a los clase que mantuvieran sus posiciones, pero ya había cansancio y molestia. "Quedate en la esquina, quedate en la esquina. Mandar es fácil, por qué no vas vos a la cabeza, estrelludo de mierda", se escuchó rezongar a un policía de bajo rango.

Y en todo este infierno calentado por llantas viejas, el Liceo era un oasis. Absolutamente aislados, rodeada por un paisaje mantenido por militares, Silvia Lazarte seguía aprobando informes y hasta una resolución de la capitalidad (ver nota aparte). Pero a las 19:05, todo se volvió desesperación. En el puente de La Calancha, a 300 metros del cuartel El Tejar, la multitud que había llegado hasta allí comenzó a clamar por una ambulancia. Los bloqueos, la gente, no los dejaban avanzar, pero los cadetes del SAR lograron llegar hasta el origen de los gritos con una camilla. Allí cargaron a Durán. "Está herido de bala, está muerto", gritaban cuando pasaba. Desde el principio quedó claro que no era balín. Tenía un orificio de entrada en la tetilla derecha, pequeño, sin sangre. Su brazo colgaba inerte de la camilla mientras era subido a la ambulancia. Llegó agonizando al hospital Santa Bárbara. Minutos después confirmaron su muerte. Ahí los rumores se dispararon, al igual que el número de heridos. Desde los cerros bajaban jóvenes y adultos sangrantes, la mayoría de balines y otros con munición de guerra. En la mañana, el coronel Mario Tanaka, comandante del Regimiento II de Infantería, aseguró que sus efectivos no habían hecho disparos y culpó a la Unidad Especial Antiterrorismo de la Policía, que viste uniformes camuflados y usa los casquillos encontrados. Rada aseguró que ni siquiera sabía que existía la unidad.

Con la muerte del abogado, el grito de capitalidad se convirtió en un clamor: "Evo, asesino" y "Justicia". Decidieron cargar con todo contra el Liceo.

Los policías se atrincheraron a 200 metros de la entrada y resistieron. Cortaron la luz en la zona y comenzaron a reprimir con más fuerza. La población resistió y al cierre de esta edición aún se combatía a las puertas del Liceo. Desde el interior aseguraban que se había evacuado a los asambleístas por las vías del tren que pasan por detrás de La Glorieta, que tratarían de salir a la tranca de Yotala. Si eso sucedió no llegaron muy lejos. Incluso la población fiel al MAS bloqueaba la ruta a Potosí en tres puntos. La consigna no es venganza, sino justicia. "Calma compañeros, no somos asesinos, no somos paceños", se dicen unos a otros los manifestantes, cuando encuentran a algún masista en la vía. Sucre ya no sólo arde, sino que también sangra, pero supo resistir y mantener su lucha por la capitalidad plena.

Los Hechos:

» 9:00. Los asambleístas del MAS de Chuquisaca ponen plazo hasta el mediodía para que se resuelva el tema de la capitalidad. Los paceños se oponen.
» 11:00. El prefecto David Sánchez llega al Liceo a exigir que suspenda la plenaria.
» 12:00. Mario Tanaka, comandante del regimiento RI2, asegura que los disparos los hace una unidad especial antiterrorista de la Policía.
» 18:45. Los policías son obligados a replegarse de la plaza hasta 200 metros antes de la entrada al liceo.
» 19:05. Muere Gonzalo Durán Carazani con una bala en el pecho. El ministro Rada responsabiliza al Comité Interinstitucional y a la FUL.
» 20:45. El MAS aprueba su proyecto en grande leyendo sólo el índice.
» 21:00. Queman la casa del prefecto David Sánchez.
» 22:30. Toman y queman Impuestos Internos.
» 22:30. Asaltan y queman el cuartel de Bomberos.

El Deber, Santa Cruz.